Las mallorquinas son un tipo de contraventanas que se colocan por delante de los cristales y que cuentan con unas lamas que pueden ser fijas u orientables. Las mallorquinas se usan principalmente para regular la entrada de luz y aire en el interior de la vivienda, así como para proteger las ventanas de las inclemencias del tiempo y de posibles intrusos. Las mallorquinas se originaron en la isla de Mallorca, de ahí su nombre, y se han extendido por otras zonas del Mediterráneo por su funcionalidad y estética.
Las mallorquinas pueden estar fabricadas con diferentes materiales, como madera, aluminio o PVC, cada uno con sus ventajas e inconvenientes. La madera es el material más tradicional y ofrece un aspecto rústico y natural, pero requiere un mayor mantenimiento y puede deteriorarse con el sol y la humedad. El aluminio es el material más resistente y duradero, y ofrece una gran variedad de colores y acabados, pero tiene un mayor coste y puede transmitir el calor o el frío. El PVC es el material más económico y aislante, y tiene una buena resistencia a la intemperie, pero tiene una menor variedad de diseños y puede perder color con el tiempo
Las mallorquinas pueden tener diferentes sistemas de apertura, como abatible, corredera o plegable, dependiendo del espacio disponible y del tipo de ventana. El sistema abatible es el más común y consiste en unas hojas que se abren hacia afuera o hacia adentro mediante unas bisagras. El sistema corredera es el más adecuado para ventanas grandes o balcones, y consiste en unas hojas que se deslizan por unos carriles. El sistema plegable es el más versátil y permite recoger las hojas en un lateral mediante unos pernios4.
Las mallorquinas son un elemento de cerramiento que aporta seguridad, confort y estilo a tu hogar o negocio.